Edito

Número 11 / Marzo 2011

Narcotráfico, sicarios, Tijuana, asesinatos, tráfico de armas, Ciudad Juárez, Monterrey, fuerzas militares, cárteles, crimen organizado, seguridad, derechos humanos, violencia.

Sicarios

Para María Magdalena Salazar, Elías Salazar y Luisa Ornelas desaparecidos desde el 7 de febrero de 2011*.


Detienes el carro en el estanquillo

a un lado de la autopista

Observas el paisaje árido

El sol de la tarde te pega en la cara

Compras lo necesario:

Dos coca colas, una cajetilla de cigarros

pañuelos desechables

Los jeans te sientan bien

Miro de reojo a la cajera

Manejas algo ebria

Toco tu pierna

En la radio suenan los caifanes

Viajamos en silencio

Los anuncios a un lado de la carretera:

triunfantes campañas de salud

un gobernador brinda la bienvenida

somos ya 112 millones de habitantes

etc., etc.,etc.


Gasolinera. Te detienes

Orinas largamente

en baños sucios

Una niña de nacientes senos

ofrece dulces envueltos en celofán

perros famélicos

hambrientos a su lado

a la distancia

su papá, pederasta en potencia,

vigila a su niña

que cumpla bien el trabajo


Detienes en un motel

El motor se apaga

Te desnudas en un acto

Nuestros cuerpos arden en la madrugada

Viaje al interior de nuestra miserable existencia


A la mañana siguiente dices que es tarde

mientras arreglas tu blusa frente al espejo


Tomas nuevamente la carretera

El sol de la mañana acaricia tu cara


Llegas al lugar de la cita con anticipación

Después arriban tus amigos

que exigen a gritos su mercancía

prueban su calidad y textura

hacen estúpidas bromas que solo ellos entienden


Entonces sobreviene lo inevitable

La traición:

No hay pago

Nuestros cuerpos amordazados y las espaldas desnudas

múltiples manos acariciándote

cavidades violentadas en celdas oscuras

gritos en el cuarto de abajo

hombros con heridas ardorosas

la sangre acumulándose

en un charco de silencio


Espero que en los minutos que nos quedan

de vida

podamos nuevamente

romper las reglas

andar donde los habitantes vagan

insatisfechos de la vida

desnudas sombras

buscándose

incesantemente

en la nada


* Los tres son familiares de Josefina Reyes Salazar, activista mexicana por los Derechos Humanos, asesinada en enero del 2010.

* Es sociólogo y redactor. Egresado de la carrera de Sociología por parte de la UNAM. Ha colaborado en algunas revistas literarias como La Culebra, Re-Cuento y Letralia.

Imperceptible

Una conversación puede llegar a ser imperceptible. Sin parecer demasiado ruidosa comienza con palabras determinantes: provocan un silencio que desmiembra las sienes. Tras ese momento aséptico aparece un vacío orgánico, profundo, que se compone de gritos sordos y mudos. Entonces llega la noche de insomnio. Los pelos se constituyen enervados e ingrávidos. Los rostros, despojados ya de humanidad, se dan la espalda entre las sábanas. Las miradas ocultan ciertos pensamientos por los que la cara contigua mataría si fuera necesario. En este bosquejo caótico las ideas se repiten constantemente. Los ojos miran a todas partes y concentran el ángulo contrario en la retina como campo de especulaciones y conjeturas. Esperan que un mínimo gesto del otro proponga un cambio ante la rutina. La esperanza a modo de resoplido expulsa las calamidades y las miserias propias porque no hay nada más importante que sobrevivir a los temperamentos. Ha caído la pasividad de ninguna palabra, de ninguna voz, de ninguna escarcha. La incertidumbre llega y cae irremediablemente como lluvia plomiza en una habitación en blanco y negro.

Voy a imaginar un ejemplo para este caso:

Andrea se dirigió a Ignacio anoche. En mi mente, se acercó tímidamente. Se sentía molesta. Supongo que le dijo en voz baja: “¿La conoces de algo? ¿la has visto antes?” Desde hacía unos minutos la chica del escenario arrojaba aIgnacio palabras parecidas al sexo. María Migliónico lo miraba de forma zurda, respiraba con profundidad. Las butacas del teatro no les aislaban de otros ojos críticos alrededor. Ignacio, ante la pregunta, respondió incomodo: “No”. A partir de ahí no quiso establecer ningún tipo de comunicación. Sin embargo dejó de mover repetitivamente la pierna que martilleaba el suelo, casi al límite de lo zafio.

Antes de terminar ese tintineo, Andrea había contemplado sus movimientos. Observó con detenimiento como trataba de ocultar la respiración bochornosa de su pecho. Detectó, al mismo tiempo, que miraba hacia la chica de una forma familiar. Por eso tuvo que adelantar los movimientos de la nariz tratando de encontrar un olor, tal vez un perfume, una esencia corporal que hubiera percibido antes. Como animal de la tundra regresaba a los instintos. “Mío, solo mío” —pensaba en esos momentos—. Caía tibia y aguada ante la intuición sobrenatural: le guiaba entre sus intrigas y sospechas. “Esa hija de puta lo está mirando y el cabrón de mierda tiembla como un adolescente. Habrán follado, lo sé”, —ocultaba en silencio—. El paradigma de María en el escenario resultó un esfuerzo terrible porque miraba entre palabra y palabra exótica, entre consonante próxima a una equis y punto suspensivo.

El público próximo intentaba no recabar de ellos más de lo necesario, ni aún cuando Andrea lo miraba con desprecio. La representación de Diógenes Obsesivo resultaba todavía interesante. Los actores sobre el escenario, envueltos en el regocijo de su primera actuación, deambulaban rápidamente de un lado al otro. Un enorme zurrón en el centro representaba la escena: los jóvenes pensadores hacían preguntas sin parar. Diógenes se levantaba y se marchaba dejándolos con la palabra en la boca. El proscenio se llenaba entonces de espectadores que afinaban la mirada. No obstante el sabio desaparecía y apenas quedaba una prueba de conversación. Salvo por María Migliónico nadie diría que aquella obra constaba de algo más que rabia, introspección. Salía valiente y enervada cada vez que el actor principal penetraba en sí mismo. Ante la multitud en duda pronunciaba unos poemas clásicos llenos de intenciones.

Al borde de lo insoportable, Ignacio se levantó rápidamente de la butaca y cogió del brazo a Andrea. Las miradas punzantes que ella le arrojaba formaban un rifirrafe con sus rostros. Apropiadamente ella aceptó ir al coche en silencio, como recurso. Aún esperaba, tal vía expiatoria, que él le pidiera disculpas por algo que esperaba que no hubiera ocurrido. En ese estado de pánico y turba estuvieron sin hablarse todo el trayecto a casa. Ella llegaba a la obsesión interior: “está enamorado de ella, se ven a escondidas”. Ignacio movía la cabeza esperando algo parecido a la dignidad. Mantenía su semblante cabizbajo a modo de protesta.

Ante tanta inconsistencia se fueron a la cama sin cenar. Cambiaron las ropas mientras se veían desnudos y apenas con un vaso de agua. Se apostaron cerca y enemistados, como un zapato roído junto a la lejía. “Lo odio, lo odio, ¿por qué ha tenido que engañarme?” —pensaba —. Era un hecho cualitativo que Andrea estaba entrando en estado de shock y elegía cualquier quejido o quebranto para transmitir algún mensaje. De la misma manera, entre gestos, utilizaba también la insinuación y la ironía como medios de ataque. Quería provocar una reacción: un arranque de verdad propia de una estrategia psicológica. Trataba de extraer algún tipo de confesión zurda o tal vez una comprobación: la alegría de estar equivocada. Realizaba ciertos suspiros sutiles, centralizados, fundamentados, litúrgicos. Con todo esto, al menos, se habían ahorrado unos insultos. El silencio le daría la virtud clásica del conocimiento.

Una conversación puede llegar a ser imperceptible. —Mantengo—. Cuando se alcanza el silencio parece extraño cualquier tipo de encuentro. Sin embargo existe un deseo interior de acabar lo empezado. Por eso, como fuste imperceptible, surgen algunos ademanes zurdos. Todos los ojos se buscan entre escusas y suspiros —también entre pulsiones— porque ya va siendo hora de acabar la batalla.

En mi mente, todavía, Ignacio la miraba por momentos. Ya no podía ser peor. Los sudores le untaban todo el cuerpo. Como unción premeditaba anunciaba un cambio en su vida. Debía hacer algo con esa mujer que sollozaba y seguiría sollozando en noches similares a esta. Sentía un terrible abatimiento que ya no salvaba con su ego. Tenía que corresponder a las lágrimas que le sabían terriblemente a pregunta. Giró hacia ella en un movimiento rápido y la observó: sintió en su interior algo parecido a la compasión. Encontró también cierta nostalgia por los años que habían compartido juntos. La miraba lentamente, con detenimiento. Andreaestaba cerca de la ventana, apenas se escuchaban los ruidos de la mañana: algunos niños entre risas, un vehículo con prisas. La cuidad demoníaca comenzaba a resurgir del silencio. Muy a lo lejos, como testigo fiel de la naturaleza, un perro aullaba, dejaba un estruendo maravilloso.

Tras una noche de silencios, largas horas de pensamientos bañados en un sudor como palabras imperceptibles, la cogió del hombro y le dijo:

—He decidido volver con mi mujer.

* Diplomado en Relaciones laborales, en la actualidad estudia el segundo ciclo de Filosofía. Tiene también formación cinematográfica y literaria y experiencia profesional como redactor y guionista. Publicaciones: A cuento de Almería, Almería: autores del crimen, Déjame salir, Colección de relatos de Oria, Los chicos feos también quieren bailar, Agenda mágica literaria y cuéntanos tu mensaje.

El canto de la tierra

¿Qué importa el apocalipsis?

Un sonido solo puede ser un poema

en la flema del signo de piscis

y en el de acuario que canta al oído.

El texto alemán es de un sólo poeta

pero los poemas originales chinos

son de diferentes autores.

La misma mujer misteriosa

está en la voz de la flauta y de la contralto

¿o qué secreto hace llorar tanto a Mahler

en esa traducción de los clásicos?

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Todo es nuevo, yo siento

se podría decir la adolescencia

que se repite (equívocos,

primeras veces, el frío

y el calor...)

Escribamos poesías, pronto

decenas de años habrán pasado,

y usted conservará la cadencia altana,

pero las palabras de este sol :

canción perdida.

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Ella le dice llena de fé

en su sueño angelical

que se acerca la primavera

que París ya no será igual.

Habrá tanto que improvisar

en el teatro del juicio final que lo espera

(la medicina y el placer, la mujer de tabaco y la china)

para que ella le quiera mañana.

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Te deseo una buena noche,

tienes mi mano para espantar los murciélagos

que hacen miserias al elefante.

Y pienso en tu perrita que es tan vieja,

y siento la música del tiempo en su soplo.

He perdido el texto de la mirra,

he tenido que vaciar todo en mi célula,

una selección habría sido el infierno.

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La era de acuario comienza intensamente

y los espíritus críticos se asemejan

al conspirador murmullo de las brasas

que antes de que amanezca

en el perfil del silencio

sueñan con incendiar el edificio

del tiempo.

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* Manuel es pintor y escritor granadino residente en París (Francia). Puedes descargar gratuitamente su novela Pleroma aquí.

Cuento breve y con habano

Por unos malestares de gripe Javier regresó temprano a casa un viernes por la tarde. Al entrar al pequeño apartamento escuchó el ruido de la ducha y la voz de Alicia cantando la única canción que acompañaba al agua y al jabón en sus momentos de alegría. Abrió la ventana para evadir el aroma artificial del ambientador que aún flotaba en el espacio confinado de la sala y así tomar un poco de aire fresco que le aliviara la congestión nasal; y en la maceta del balcón, de la colilla de un habano de gruesa vitola aún brotaba un hilo de humo y una pizca de incandescencia se avivaba con la brisa.


* Poeta y narrador. Ingeniero egresado de la Universidad de Oriente (UDO), donde fundó el suplemento literario estudiantil El Mástil Roto (1986-1988). Dirigió por dos años (1997-1999) el suplemento cultural Fragua, del diario El Oriental, de Maturín (Monagas, Venezuela). Ha publicado los libros de poesía Sólo piel intensa (1990, Editorial La Espada Rota), Cotidianas (1992, Departamento de Tecnología Educativa UDO-Anzoátegui), De tanto andar en solitario (1999, Fumcultura) y Pentagrama (2003, Litolila), y el libro de cuentos La Billo’s no, compadre, y otros relatos (Trafford Publishing, 2009). Ha colaborado con diversas publicaciones periódicas, incluyendo la Revista Nacional de Cultura, y ha escrito para diversas exposiciones de artistas plásticos de Venezuela. Actualmente reside en los Estados Unidos.

Se alarga la noche

SE alarga la noche noche en horas ajenas al reloj,

todo se convierte en película en blanco y negro de serie b,

de sangre sin color,

de navaja de Buñuel.

Todos laberinto sin hilo de Ariana,

camino desbastado de vida,

yerma realidad

de falsedades conectadas

en un todo de nada.

Fanfarrias aterciopeladas de bambalinas,

de neones fuera de lugar;

escenarios de cartón piedra

sin telón.


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“Yo, que he perdido en la vida como en la muerte,

Que he besado los pies del desatino

Y me he bañado en mares oscuros de mentiras,

Fracasado y solo,

Aún estoy aquí.”

Lucía Fraga

Yo que he perdido hasta la noche

agotando las baterías de las luciérnagas.

Yo que soy más de nada que de mí,

que tránsito entre los fantasmas

de los sueños que nunca quise,

de las calles que ya no existen.

Yo que ya no sé lo que es

una sonrisa a tiempo

en el vertedero del asfalto;

que ando con pasos desatinados

de psiquiátrico en ciernes;

que miro por encima de las luces

con la vista perdida

viendo mar donde solo hay farolas.

Yo que perdí el alma hace tiempo

sin poder recuperarlo;

que vivo la amargura

del alcohol destilado de las venas,

la coca esnifada de sueños

que nunca fueron.

Yo que no soy más que una sombra,

estoy también aquí.


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MI padre tiene 84 años.

De joven estuvo en la guerra civil

haciendo paquetes para el racionamiento,

en el bando republicano.

Cuando los golpistas ganaron

le detuvieron junto a las 13 rosas y todos los demás,

era el más joven,

14 años,

14 años cuando le hicieron un simulacro de fusilamiento.

Le conseguía papel de plata a Marcos Ana

para que hiciera “submarinos” con sus poesías.

Conoció a Miguel Hernández,

fue amigo hasta la muerte de Buero Vallejo.

Con la tercera restauración borbónica,

le ofrecieron un cargo en el partido,

pero no quiso saborear las mieles de la gloria

ni la erótica del poder;

prefirió continuar junto a su gente

en su Tetuán de las Victorias.

Dejó de ser vocal en el ayuntamiento,

le montaron un homenaje en el que casi se duerme,

con placa honorífica

que guardo en un cajón,

entre la ropa que no se pone.

Fue a Carabanchel para evitar que la derribaran

y volvió con una arritmia

cuando vio a los usurpadores

haciéndose fotos bajo las pancartas.

Le vi maldecir

al ver las imágenes del derribo,

ver caer los ladrillos que había colocado

junto a otros presos políticos.

Mi padre, a sus 84 años

un día nos dará un susto

para irse hacia el universo.

Y cuando eso suceda,

lo que reivindicará no será

el simulacro de su fusilamiento,

la condena a muerte,

su lesión coronaria

por las palizas en la DGS,

su detención después del asesinato de Grimau

o en un 1 de Mayo

en que lo detuvieron en mi presencia,

los registros en su casa,

los años de sacrificio y lucha en su barrio…

No,

lo único que reivindicará

será la III República,

esa República

que yo tampoco veré

pero que recojo como testigo

para entregárselo a mi hijo

y a los hijos de mi hijo.


* Estudios básicos. De profesión: delineante industrial. Poeta autodidacta de fuerte raíz hernandiana. Formó parte del nucleo de poetas canarios que darían origen al movimiento de La Joven Poesía Canaria, al igual que plataforma Círculo de Tinta, al Colectivo “Helicón” y a la asociación La Vida Rima, entre otros. Fundador y coordinador de la plataforma Cultura Indigente. Ha sido actor y director de grupos teatrales de barrio (Tetuán-Madrid-Aranjuez) y ha ejercido de columnista en diferentes revistas (Cuadernos de Jazz, Mundo Verde, Eclipse). Realizador y presentador de radio alternativa, recitales y eventos (conciertos de música y concursos de literatura popular y musicales). Ha publicado en Ajoblanco (1975- Barcelona), Eclipse (San Sebastián de los Reyes, Madrid), Es hora de embriagarse…de poesía (Madrid); Atemporia (México); Voces del extremo (Moguer); La hamaca de lona (Málaga) así como en antologías españolas y extranjeras y en direfentes webs como Las afinidades electivas o Youkali. Ha publicado Vivir provisional y Apuntes Urbanos.

Recuperemos el color del mundo

Nuestra infancia y, de igual forma, la de mi generación, transcurrió entre los sauces y los eucaliptus, los arrayanes y el agua abundante y clara de las montañas andinas, que los espíritus Muiscas, conservaron tan bien, desde que poblaron este magnifico territorio que es el departamento del Gran Santander.

Recuerdo que el aire puro corría libre sobre los tejados de barro de nuestras casas, por entre los corredores, como avenidas, y, el patio del rosal materno, donde la luz y el color jugaban con la mañana fresca desde donde empezábamos a mirar hacia el futuro. Nuestros juegos infantiles, el trompo, las metras, las cometas de agosto como flores multicolores, los paseos al río, los toros de candela de diciembre, los aguinaldos y el amor, llenaban el espacio y el tiempo, entonces no había lugar en nuestras vidas para destruir, para mal usar los recursos, porque aprendimos con total entrega a ser amigos del árbol, a cultivar las rosas, a preservar el agua porque supimos desde entonces, también, el valor de no enturbiar para otros la fuente donde calmábamos la sed.

En nuestra escuela urbana, no sólo las plantas eran parte del paisaje escolar, también las avecillas locas que llegaban a la ventana, eran parte de ese mundo, en que, orientados por nuestros maestros, aprendimos a querer y a valorar, sabiendo desde entonces que de no cuidarle veríamos una realidad como la que infortunadamente estamos experimentando por estos tiempos.

El mundo es y será un lugar bello de acuerdo con el uso que de él hagamos, por ello, es indispensable aprender a vivir dentro de una conciencia sana, dentro de unos principios firmes, a través de los valores de respeto por el medio ambiente; es fundamental y claro, que el agua es un derecho, porque como recurso lo hemos ido malgastando aún sabiendo que como derecho es vida; quienes entendemos la situación actual, estamos obligados a luchar por la consecución de una conciencia libre de indiferencia hacia el medioambiente, de acciones a favor de nuestra madre tierra, a entender y practicar diariamente comportamientos de preservación del equilibrio ecológico, estamos urgentemente llamados a respetar cada proceso, cada ciclo natural, que incluya la salud, la higiene del medio y que nos permita armonizar nuestra vida con la de los reinos que componen el universo.

El hombre es el ser más inteligente que pisa la tierra, pero bien cierto es también, que su inteligencia debe comparecer con sus actuaciones, que su sentido de supervivencia debe incluir un escenario que además de bello, ofrezca para todos los mismos beneficios, por tanto es indispensable dedicar mucho más tiempo al cuidado de los animales, al cultivo de las plantas, al ahorro racional del agua, a la descontaminación del aire.

En la actualidad son muchas la instituciones y los programas que trabajan por la preservación del medio ambiente, y es con ellas con quienes debemos hacer equipo para capacitarnos en los programas que nos orienten para adquirir nuestra condición de ciudadanos por la ecología, por la recuperación del color del mundo, batalladores incansables, defensores del agua, del aire, para que ese viento enrarecido de nuestros días pueda volver a juguetear libre, ya no por los techos de barro de nuestras antiguas casas, pero sí por entre los modernos edificios, entre Sirio y la luna tan cercana ya a las terrazas de los inmensos rascacielos donde miles de niñas y niños viven sin conocer el aroma de un sauce o el fruto de un arrayán, pero eso sí, con el mismo derecho de crecer en un mundo tan bello como el nuestro aunque hayamos cambiado el trompo de tagua, por el juego virtual, el toro de candela de diciembre por los rayos artificiales de las “leds” que adornan la altas y modernas cornisas de las metrópolis.

Es entonces definitivo, que desde nuestros hogares, desde nuestra escuela, desde las empresas, desde todo los rincones del mundo, enarbolemos las banderas de amor y respeto por la tierra, por los seres vivos que la habitamos, por el equilibrio universal para que no quede un solo elemento si hacer parte de la existencia hornada con la inteligencia y la huella de una civilización que siga brillando en el universo que habita desde este planeta azul la infinita ruta galáctica que un día los Mosetenes, desde su extraordinario mito llamaron LA VIA LÁCTEA.

* Licenciado con estudios principales en Español y Literatura de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, y es especialista en Comunicación Educativa y en Enseñanza de las Artes de la Universidad de Pamplona, impulsor fundador de grupos de teatro estudiantil y de maestros de la ciudad, presentador de programas culturales y docentes de la televisión local, miembro de agrupaciones musicales de la ciudad, profesor del Colegio Provincial San José. Se ha desempeñado como catedrático de la Universidad de Pamplona, su obra literaria ha sido registrada en el compendio Quién es quién en la poesía colombiana, parcialmente publicada en diarios departamentales de Cúcuta y de Bucaramanga, en revistas como puesto de combate, lideres del saber, cuadernillos de poesía de la U. Pedagógica Nacional. Seis libros de poemas son su patrimonio personal, un libro de cuentos, su intento narrativo, y la canción del adiós y El bambuco Con sabor a Identidad, sus intentos musicales. Su empeño es hacer de la poesía una llave para entrar al alma del ser humano.

Gama

Asteriscos modula el aire

Prismas tricolores

bordan el follaje

La brisa bosteza

Estira la niña los brazos

mientras la nube se disfraza

Recorre, atrevido

el pájaro, el pincel

Aguarda

la paleta de colores

al bastidor.


Jabalina

Segrega

la fístula

encono

Vomita

el boquete

desprecio


Es apresado

el cuerpo

por las arterias

Secciona

el miedo

la rigidez

Vulnera

el balbuceo

la esperanza


Temerosa


del saqueo


gime.


Madriguera

Dormida

espío

pequeños huecos

El hielo encubre

el amor llagado


Es en la noche tapiando

el nido


o sueño demorado


Azotados los pensamientos

por el timbre.


Máscara

Malgasta

el asombro

el compromiso


Desgarra

el encono

el sosiego


Enardecida

fustiga

la ilusión del vínculo.


Presagio

Apiñada

entre tablas

se acopla

La mirada

mansa

Es

llena de vida

que sucumbe

El hombre aguijonea

Con premura

los colores

Estéril es la entrega

Masacran


Y el suplicio.


Ranura

Mañana

de presagio

El viento

es negro

Arrumbado

asoma

El disparador

en este

día nublado

empuja.


* Profesora de Francés. Obtuvo premios y menciones en certámenes literarios e integró varias antologías. Participó en talleres de poesía coordinados por Fernando Molle, Walter Cassara, Hernán A. Isnardi y en la actualidad con Rolando Revagliatti.