Desde tus tímidos pies
lanzo un suspiro lento y hondo,
endulzado por el fragante perfume
de tu sérica piel.
Por tus piernas melódicas,
sube en mí, un vuelo vaporoso,
una luz suave de miel diáfana.
Arriates de ámbar que ascienden
en extensiones de aromas lozanos,
hacia un frágil vergel
de hechizos cautivos.
En el trémulo valle
de un vientre mecedor,
alborea el horizonte completo
de tu esencia incandescente.
Dejando dormitar, mi oído sutil,
al oleaje tranquilo de su ritmo latente.
Largas caricias levitan
de mi exhalación embelesada,
por el contorno afable
de tus agraciados senos.
Refugio bisbiseos en un cuello
donde ondeo últimos pensamientos,
resguardando anhelos altivos
al cielo de tu rostro reposado.
Ojos llenos del esplendor cegador
de un astro lejano y hermoso.
Embrujo de nuestros labios ígneos,
ósculos entre nubes quiméricas .
El cálido atardecer del desliz táctil,
vence el tiempo en un abrazo completo.
Se detiene en un sueño anisado,
entre dos corrientes contenidas,
en perpetuo amor velado,
de nuestra respiración allegada.
* Oscar es pintor y escritor.